TIEMPO

El tiempo es una constante superflua e inexistente ante el sentimento, un movimiento imaginario, pues el amor, como tú dices, siempre permanece. La realidad del tiempo, de la espera, se basa en "cómo", no en "cuánto". En cómo esperar, en cómo tratar, en cómo manifestar, en cómo sentir y hacer sentir; en definitiva, en cómo vivir el sentimento y hacerlo vivir, en ser consciente de lo que se siente y hacía quién se siente y para ello hay que derretir el tiempo entre las manos para dejar fluir la emoción (que no la emocionabilidad), valorar, sopesar el sentimiento y sobre todo distinguir, distinguirlo.

Sé la coyuntura en la que te encuentras, el dolor que te produce y el temor a ahogarte entre dos aguas, ante unas corrientes que no dominas ni controlas pero de la que sabes que tarde o temprano se dividaran formando dos rios diferentes.

¿El tiempo? poco me importa ante lo que siento ante y por tí. El sentimiento es la clave, la llave que abre una puerta y cierra la otra. Sí, si estoy dispuesto a esperar, a esperarte y a sacar cada pincho de tú alma y besar cada herida.